Los genes de resistencia a antibióticos ligados a elementos móviles (no integrados en el cromosoma) persisten durante más tiempo aun después de suspender la terapia con antibióticos, ya que se trasladan de unas especies a otras que pasan a ser resistentes y dominantes. El uso de algunos probióticos en paralelo con los tratamientos antibióticos evita la proliferación de cepas resistentes mediante un mecanismo de competición.