Introducción
Los recientes avances en secuenciación génica nos han permitido explorar en profundidad la estructura de las comunidades complejas que colonizan el ser humano. Esta vida en común entre animales superiores y bacterias, fuente de beneficios mutuos, se remonta a más de tres mil millones de años. La estabilidad de dicha simbiosis entre microorganismos y animal hospedador lo largo de la evolución se debe a la ganancia que obtienen ambos miembros, en el caso de que se trate de una relación mutualista, o sólo uno de ellos en el caso de una relación comensal. En cambio, las relaciones de parasitismo o infección, que entrañan perjuicio o daño para uno de los miembros en beneficio del otro, no suelen ser estables en la evolución de las especies.
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