Enterocolitis necrotizante
La administración de probióticos a los recién nacidos pretérmino en las UCI neonatales previene el desarrollo de formas graves de enterocolitis necrotizante, la patología gastrointestinal más importante a estas edades.
Los pretérminos desarrollan una microbiota colónica muy diferente a la de los recién nacidos sanos, quizás debido al empleo de antibióticos de amplio espectro y a las medidas de esterilización que se utilizan en las UCI neonatales. El menor riesgo de desarrollar enterocolitis necrotizante (NEC) en los neonatos alimentados con leche materna está en relación con su contenido de factores inmunoprotectores, inmunomoduladores, antimicrobianos y antiinflamatorios. Por el contrario, en los alimentados con lactancia artificial predominan las bacterias E. coli, Bacteroides y otros anaerobios, habiendo menos bifidobacterias.
Una alternativa para la prevención y el tratamiento de la NEC sería evitar el crecimiento de patógenos mediante la administración de probióticos para colonizar el intestino con microbiota no patógena. El uso de suplementos enterales de probióticos puede reducir la incidencia de NEC, el riesgo de NEC grave y la mortalidad global en prematuros. Además, los pacientes que reciben suplementos con probióticos tardan menos tiempo en alcanzar la nutrición enteral completa23. Sin embargo, no ha demostrado eficacia en la disminución de la mortalidad por NEC ni en la prevención de la sepsis nosocomial.
El Cochrane Neonatal Review Group (CNRG) dice que la evidencia científica actual apoya un cambio en la práctica clínica mediante el uso sistemático de probióticos en prematuros, excepto en prematuros de extremado bajo peso para la edad gestacional (<1.000 g), debido a la falta de datos específicos en este grupo de alto riesgo24. La seguridad de estos suplementos alimentarios está demostrada, sin presentar efectos adversos, como refieren los metaanálisis de Deshpande y CNRG.
La mayoría de los estudios utilizan combinación de cepas (Bifidobacterium y Lactobacillus) por la mayor colonización y sinergismo. Aún así, se necesitan más estudios en cuanto a especie, cepa y dosis óptima, para evaluar su eficacia y seguridad, sobre todo, si se van a utilizar otras cepas de probióticos que han resultado beneficiosas en otras patologías gastrointestinales.
Intolerancia a la lactosa
Los probióticos podrían mejorar la tolerancia a la lactosa, al modular la microbiota intestinal, aunque en la actualidad no existe evidencia suficiente para recomendar su uso en el manejo sistemático de esta patología.
El consumo de leches fermentadas mejora la tolerancia al degradarse por las enzimas bacterianas, mejorando su digestibilidad y disminuyendo el vaciamiento gástrico. Algunas cepas de Lactobacillus acidophilus y Lactobacilus bulgaricus contienen β-galactosidasa y lactasa, con lo que podrían aumentar la digestión de la lactosa. También se ha demostrado en ratas la estimulación que Saccharomyces boulardii realiza sobre las enzimas del ribete en cepillo de los enterocitos, como la lactasa.
En los últimos años se han desarrollado pocos ensayos clínicos para evaluar la utilidad de los probióticos en esta patología. Todos ellos presentaban una adecuada calidad metodológica, pero el tamaño muestral era insuficiente. En una revisión sistemática para evaluar su eficacia en adultos, se analizaron 10 ensayos clínicos controlados. Dada la heterogeneidad de los estudios, concluyeron que los probióticos no reducen la intolerancia a la lactosa, aunque en algunos individuos son capaces de mejorar los síntomas25.
Enfermedad celíaca
Aunque en la actualidad el único tratamiento de la enfermedad celíaca sea una dieta exenta de gluten, es posible que, basándonos en la alteración de la microbiota intestinal de estos pacientes, en un futuro la administración de bifidobacterias pueda producir efectos beneficiosos.
La microbiota intestinal de los celíacos está constituida por una mayor proporción de bacterias proinflamatorias y un menor número de bacterias simbióticas. Entre estas bacterias beneficiosas se encuentran algunos de los probióticos que son capaces de disminuir la toxicidad del gluten y la respuesta inflamatoria desencadenada. Existen distintos ensayos in vitro que se basan en la respuesta inflamatoria producida en cultivos de líneas celulares (intestinales y sanguíneas) combinadas con probióticos y distintos péptidos del gluten.
Otras líneas de investigación intentan la detoxificación del gluten previa a la ingesta con la fermentación de harinas. Algunos estudios con humanos orientan hacia el posible beneficio de esta opción. Sin embargo, hasta el momento no hay suficiente evidencia científica sobre el uso de probióticos en la restauración de la composición de la microbiota intestinal y la detoxificación del gluten para el tratamiento de la enfermedad celíaca.
En los enfermos celíacos se ha demostrado, en biopsias duodenales, que hay una disbiosis intestinal con un aumento en el número total de bacterias Gram negativas (Bacteroides y Escherichia coli) con una menor proporción de bifidobacterias. Estos hechos se han observado en pacientes celiacos con enfermedad activa, en comparación con aquellos sin sintomatología. Esta alta incidencia de bacterias proinflamatorias en la microbiota duodenal de los niños celíacos podría estar en relación con los síntomas que aparecen al comienzo de la enfermedad. Por otro lado, se ha observado que B. longum CETC 7347 reduce in vitro la toxicidad y el potencial efecto inmunogénico de las gliadinas sobre células del epitelio intestinal26.
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