Empleo de probióticos y prebióticos en pediatría

Los probióticos y prebióticos en pediatria

Síndrome del intestino irritable

El síndrome de intestino irritable es un trastorno gastrointestinal funcional frecuente. Se caracteriza por la presencia de dolor abdominal y cambios en el ritmo intestinal en ausencia de alteración orgánica que lo justifique.

Aunque se desconoce su fisiopatología, hay datos que apoyan su relación con la microbiota intestinal, siendo ésta diferente de la de los individuos sanos. Además, su instauración tiene relación en una tercera parte de los casos con procesos infecciosos gastrointestinales y se ha observado también en una alta proporción de estos pacientes cuadros compatibles con sobredesarrollo bacteriano18.

Sin embargo, dada la heterogeneidad de los microrganismos estudiados, la duración y características de los pacientes implicados, los estudios más recientes son controvertidos. Las revisiones más recientes están de acuerdo en que los probióticos disminuyen los síntomas del síndrome del intestino irritable (SII). La mayoría de los estudios sugieren que varias especies de Bifidobacterium y de Lactobacillus y E. coli DSM 17252, tienen beneficios en el tratamiento del SII. La mezcla de probióticos VSL#3 durante 5-6 meses ha demostrado que disminuye las puntuaciones de síntomas totales (dolor abdominal, distensión, flatulencia y borborigmos) de forma significativa19.

Sobredesarrollo bacteriano

Los probióticos han demostrado ser eficaces en niños con sobrecrecimiento bacteriano intestinal como complicación de patologías como el intestino corto y el síndrome post-enteritis.

Este efecto beneficioso se produce porque los probióticos suprimen las bacterias patógenas, inducen una microbiota anaeróbica, aumentan los ácidos grasos de cadena corta en heces, disminuyen la inflamación y mejoran el estado nutricional.

Se ha empleado con éxito Lactobacillus GG y Lactobacillus plantarum 299V en niños afectos con intestino corto y sobrecrecimiento bacteriano que no respondieron al tratamiento antibiótico, con objeto de evitar graves complicaciones como la atrofia e inflamación intestinal18.

Dolor abdominal funcional

Aunque el uso de probióticos en el dolor abdominal crónico presenta resultados esperanzadores, son necesarios más estudios para valorar su eficacia.

La terapia con probióticos se basa en la mejoría de la permeabilidad intestinal, en la regulación inmunitaria y de la respuesta inflamatoria, y en la regulación de la motilidad intestinal. Hay una limitación en los estudios, tanto desde el punto de vista metodológico como en las cepas empleadas o sus dosis.

Se ha analizado el efecto de Lactobacillus GG en varios ensayos, con resultados dispares debido a la heterogeneidad de los estudios. Así, se ha observado cierta mejoría en la disminución en la distensión abdominal y del dolor abdominal en la cuarta parte de los casos. Con dosis altas de Lactobacillus GG (3 billones de UFC/día) se redujo significativamente la frecuencia y la severidad del dolor con un efecto mantenido en el tiempo17.

Estreñimiento

El empleo de prebióticos aumenta la capacidad de retención de agua de las heces y estimula el crecimiento de las bifidobacterias, aumentando la media de deposiciones y disminuyendo su consistencia.

La inulina y los oligosacáridos de fructosa (FOG) poseen efectos laxantes dosis-dependientes que se atribuyen al aumento de la biomasa microbiana como resultado de su fermentación en el colon. En un estudio en lactantes en los que se evaluó el empleo de FOG controlado con placebo, se demostró que el uso de prebióticos era efectivo, con un aumento significativo del número de deposiciones y una disminución de su consistencia17.

El uso de los probióticos como terapia del estreñimiento se basa en el desequilibrio de la microbiota intestinal que se ha observado en los niños que lo padecen, pero no está claramente establecida su eficacia. Parecen tener un efecto positivo, aunque poco importante, en el número de deposiciones semanales. Se ha empleado B. breve durante 4 semanas, aumentando la frecuencia de defecación semanal con disminución de la consistencia de las heces, reducción de los episodios de incontinencia y menor dolor abdominal y defecatorio20.

Cólico infantil

Su empleo se basa en la existencia de una microbiota colónica anormal en los lactantes con cólicos. Actúan mejorando la motilidad intestinal y ejerciendo efectos directos en la vía nerviosa del dolor visceral.

La cepa de Lactobacillus reuteri DSM 17938, administrada en forma liofilizada a una dosis de 108 UFC/día es, hasta el momento, la que más evidencia científica tiene. En los tres estudios prospectivos y aleatorizados realizados hasta ahora, en los que se compara el uso de L. reuteri frente a dimeticona y frente a placebo, se ha observado que la tasa de respondedores al tratamiento fue significativamente mayor en el grupo probiótico en los días 14, 21 y 28 (p<0,001), con reducción del tiempo de llanto diario y disminución significativa en la percepción de los padres sobre la severidad del cólico. No se observaron efectos adversos del tratamiento en ninguno de los estudios21.

Infección por Helicobacter pylori

Los escasos estudios realizados en niños muestran una disminución de los efectos secundarios del tratamiento antibiótico con los probióticos, aunque sin evidencia clara de una mayor tasa de erradicación.

Las pautas del tratamiento erradicador recomendadas se basan en una triple terapia con inhibidores de bomba de protones o citrato de bismuto más doble antibioterapia con amoxicilina y claritromicina/metronidazol durante 1 o 2 semanas. Uno de los principales inconvenientes de esta terapia son las resistencias al tratamiento, que hacen que exista una tasa de erradicación del 65-90%, según la zona geográfica. También existen efectos secundarios frecuentes (5-30%) que han sido relacionados con cambios en la microbiota intestinal ocasionados por la parte no absorbida de antibiótico, que ocasiona sustitución de la flora saprofita por patógena22.

En un metaanálisis con 14 ensayos clínicos controlados y un total de 1.671 pacientes, había un 83,6% de erradicación con triple terapia con probióticos frente a un 74,8% con triple terapia sin probióticos. Los efectos colaterales eran de 24,7% frente a 38,5% sin adición de probióticos. Las cepas que más se han utilizado son Lactobacillus GG, Lactobacillus reuteri DSM 17938 y mezclas de probióticos.

También se ha evaluado Saccharomyces boulardii como complemento al tratamiento erradicador de H. pylori, objetivándose que, si bien por sí solo no es eficaz en la erradicación de H. pylori, sí aumenta significativamente la tasa de erradicación y disminuye significativamente los efectos colaterales del tratamiento antibiótico, especialmente la diarrea.

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Fecha de última modificación del artículo: 15/11/2013

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