A nuestro alrededor existe un halo microbiano, diferente al del resto de seres, a través del cual se nos podría identificar, y cuyo estudio abre la puerta a interesantes perspectivas futuras.
El auge de la tecnología y su implantación en la sociedad han hecho que dispositivos como el teléfono móvil se hayan convertido en parte de nuestra vida, incluso en la extensión de nuestras manos. La evidencia más plausible de que nos convertimos en homo-ciborgs es que nuestros móviles están colonizados por la microbiota de la piel de nuestros dedos.
Un reciente estudio averiguó que el 22% de las bacterias presentes en los dedos índice y pulgar de varios individuos se podía identificar en los teléfonos móviles de éstos. Aparentemente sería una conclusión lógica, pero no lo es tanto, teniendo en cuenta que los dispositivos móviles no sólo están en contacto con la piel de nuestros dedos; también lo están con nuestros labios o nuestros oídos y con otras superficies, y que son dispositivos inorgánicos no cubiertos por una capa de epidermis, por lo que crean un entorno ecológico completamente diferente a nuestra piel.
Y es que no sólo dejamos nuestra huella microbiológica en los móviles: en un estudio ideado por el mismo grupo de investigación de la Universidad de Oregón, se tomaron muestras de aire sobre la superficie corporal de un grupo de 11 personas ubicadas en habitaciones estériles. Su análisis microbiológico reveló que a nuestro alrededor existe un halo microbiano, que es diferente al del resto de seres. Es decir, creamos a nuestro alrededor una nube de bacterias que representa a la de nuestra superficie corporal y a través de la cual se nos podría identificar. En una segunda parte del mismo estudio, se muestreó el aire de una habitación estéril en la que habían estado tres personas del grupo de once. Pues bien, el equipo de trabajo fue capaz de distinguirlas a través de esta “aura microbiana”.
Las posibilidades futuras de estos hallazgos son muy interesantes, por ejemplo, desde un punto de vista forense. No sólo se podrá saber si alguien ha estado en algún escenario por su rastro de ADN, sino quién sabe si también a través de su rastro microbiano, nuestro “otro yo”.
Bibliografía
- Meadow JF et al. Mobile phones carry the personal microbiome of their owners. Peer J. 2014 Jun 24;2:e447. doi: 10.7717/peerj.447. eCollection 2014.
- Meadow JF et al. Humans differ in their personal microbial cloud. Peer J. 2015 Sep 22;3:e1258. doi: 10.7717/peerj.1258. eCollection 2015.