Una dieta rica en grasas saturadas (grasa obtenida de la leche de vaca) y sin grasas poliinsaturadas (aceite de oliva) genera cambios de composición de la microbiota consistentes en aumento de especies poco abundantes, como Bilophila wadsworthia.
Uno de los avances de investigación biomédica más destacables de los últimos años ha sido desvelar el hecho de que la microbiota no sólo nos habita como un mero hospedador, sino que configuramos con ella una simbiosis perfecta de la que se derivan beneficios mutuos, con funciones tan importantes para la vida como el adecuado desarrollo del sistema inmune, así como la aportaciones tróficas y nutricionales. En este sentido, es bien conocido el hecho de que la fermentación sacarolítica por parte de las bacterias de la fibra procedente de la dieta genera la síntesis de ácidos grasos de cadena corta con propiedades antiinflamatorias.
En relación al binomio dieta-microbiota intestinal, un estudio publicado en Nature en el año 2012 demostró en modelos animales que una dieta rica en grasas saturadas (grasa obtenida de la leche de vaca) y sin grasas poliinsaturadas (aceite de oliva) genera cambios de composición de la microbiota consistentes en aumento de especies poco abundantes, como Bilophila wadsworthia. El exceso de grasa en la dieta estimula la secreción de bilis, y Bilophila wadsworthia, a diferencia de otras especies, crece y prolifera en presencia de bilis. Por tanto, la dieta con exceso de grasas saturadas facilita el sobrecrecimiento de Bilophila wadsworthia, y el cambio se debe no tanto a una interacción directa entre la grasa y la microbiota, sino a una modificación en la composición de la bilis. Para la digestión de la grasa saturada es más efectiva la síntesis de ácido taurocólico sobre el glicólico, por su mayor capacidad micelar.
La bacteria Bilophila wadsworthia se clasifica, desde el punto de vista metabólico, como una bacteria reductora de sulfato y generadora de ácido sulfhídrico, que es irritante y tóxico para la célula epitelial. El exceso de sulfhídrico colónico se ha considerado como factor de riesgo para la colitis ulcerosa humana, y en modelos animales, la presencia de Bilophila wadsworthia agrava la evolución de la colitis inflamatoria inducida por DSS.
Este estudio explicaría uno de los factores de por qué la dieta occidental podría aumentar la prevalencia de algunas enfermedades inmunomediadas, como la enfermedad inflamatoria intestinal. Por otro lado, no se ha de caer en el error de pensar que un producto con alto valor biológico como la leche sea tóxico para el ser humano, sino más bien lo es el exceso de grasas saturadas (que son ampliamente utilizadas en alimentos preparados). La novedad del estudio radica quizá en el hecho de que no todas las grasas son iguales, y en que determinados individuos con predisposición genética pueden ser más susceptibles a sufrir determinadas patologías ante el consumo de algunos nutrientes en exceso.
Bibliografía
- Devkota S, Wang Y, Musch MW, Leone V, Fehlner-Peach H, Nadimpalli A et al. Dietary-fat-induced taurocholic acid promotes pathobiont expansion and colitis in Il10-/- mice. Nature. 2012; 487(7405): 104-8
- Roediger WE, Duncan A, Kapaniris O, Millard S. Sulphide impairment of substrate oxidation in rat colonocytes: a biochemical basis for ulcerative colitis? Clin Sci (Lond). 1993; 85(5): 623-7.
- Kamada N, Seo SU, Chen GY, Núñez G. Role of the gut microbiota in immunity and inflammatory disease. Nat Rev Immunol. 2013; 13(5): 321–35.
- de Vrese M, Rautenberg P, Laue C, Koopmans M, Herremans T, Schrezenmeir J. Probiotic bacteria stimulate virus-specific neutralizing antibodies following a booster polio vaccination. Eur J Nutr. 2005; 44(7): 406–13.