La propuesta de utilización de los probióticos en la prevención y tratamiento de la alergia se basa en la “hipótesis de la higiene”, que sostiene que factores como el exceso de higiene en los países desarrollados, la introducción de las vacunas, el abuso de antibióticos, el consumo de alimentos estériles o con una menor carga bacteriana y la disminución del tamaño familiar, entre otros, reducen las tasas de enfermedades infecciosas y retrasan el contacto del recién nacido con los microorganismos.