Introducción
Embriológicamente el tubo digestivo y el árbol respiratorio, provienen del intestino anterior y comparten muchos factores estructurales y fisiológicos incluyendo la mucosa. Ambos sistemas tienen un epitelio largo, vascularizado cubierto de una capa mucosa con tejido linfoide asociado a mucosa que facilita la respuesta inmune local. Además, tienen un comportamiento microbiano similar (1, 2).
Los humanos y su microbiota intestinal forman un organismo compuesto ahora llamado holobionte. Los holobiontes son entidades formadas por la asociación de diferentes especies que dan lugar a unidades ecológicas y los genomas combinados dan lugar al hologenoma (3). Estas comunidades microbianas dan origen al sistema inmune y protegen al cuerpo de diversos patógenos.
El microbioma humano debe ser considerado como un “sistema metabólico” que interactúa con el huésped y realiza muchas funciones benéficas para la salud humana (4). La relación entre las bacterias intestinales y los diferentes sitios del cuerpo, domina los denominados ejes: intestino- cerebro; intestino- pulmón; intestino piel (5).
El sistema digestivo y respiratorio hace parte del sistema inmune mucoso conocido en la actualidad como eje intestino-pulmón. Las células del sistema inmune viajan del intestino al pulmón a través del sistema mucoso común (6). El desequilibrio de la inmunidad intestinal por alteración de la flora bacteriana intestinal (disbiosis), altera la respuesta inmune pulmonar.
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