Los probióticos podrían ser agentes potenciadores de las vacunas. En un estudio en lactantes, una gran concentración en las heces del filo Actinobacteria (predominantemente Bifidobacterium longum infantis) se correlacionaba con altas respuestas a las vacunas tanto orales como parenterales, especialmente con BCG, OPV y TT. Por el contrario, concentraciones elevadas en las heces de Enterobacteriales, Pseudomonadales y Clostridiales, se asociaron a neutrofilia y tasas de respuestas más bajas.
En un post publicado anteriormente en esta web, se exponía la posibilidad de emplear probióticos como agentes potenciadores de las vacunas, concretamente en referencia a la vacunación frente a la gripe en pacientes ancianos.
Recientemente, se ha publicado en la revista Pediatrics un estudio sobre la implicación de la microbiota intestinal en la eficacia de las vacunas en la infancia. En dicho artículo, los autores llegan a la conclusión de que las tasas de respuesta a ciertas vacunas presentes en la mayoría de los calendarios vacunales infantiles serían más bajas en los países en vías de desarrollo.
El estudio se realizó en 48 lactantes de Blangadesh a las 6, 11 y 15 semanas de edad mediante la determinación de la microbiota fecal por amplificación y secuenciación del segmento V4 del gen 16S rRNA. Mediante la determinación de diferentes métodos analíticos y ecográficos, se valoró la respuesta del sistema inmunitario para hallar la eficacia de las siguientes vacunas: polio oral (OPV), tuberculosis (BCG), toxoide tetánico (TT) y virus de la hepatitis B (HBV).
Los autores observaron que una gran concentración en las heces del filo Actinobacteria (predominantemente Bifidobacterium longum infantis) se correlacionaba con altas respuestas a las vacunas tanto orales como parenterales, especialmente con BCG, OPV y TT. Por el contrario, concentraciones elevadas en las heces de Enterobacteriales, Pseudomonadales y Clostridiales, se asociaron a neutrofilia y tasas de respuestas más bajas.
La principal conclusión a la que llegan los investigadores es que la predominancia del género Bifidobacterium mejora la función inmunológica del timo con mayor eficacia de las vacunas durante la primera infancia, mientras que, una gran diversidad bacteriana influiría de manera inversa, al contrario de lo que sucede en los adultos, en los que una gran diversidad de la microbiota intestinal se acostumbra a asociar a beneficios sobre la salud del huesped.
Esta disbiosis intestinal, causante a estas edades de patologías tan graves como la enterocolitis necrotizante, podría estar relacionada en los países en vías de desarrollo con la malnutrición infantil entre otros factores ambientales2. Lo que parece claro es que la disbiosis intestinal tendría una influencia muy importante en la eficacia de la vacunación a estas edades.
La importancia de la microbiota intestinal en el desarrollo del sistema inmunitario de los mamíferos ya había sido documentada ampliamente en modelos animales3. Además de la infancia, también se ha observado que los probióticos podrían aumentar la respuesta a las vacunas orales en adultos4.
Como reflexión final, todas estas investigaciones en relación a la microbiota fecal y sus implicaciones sobre la vacunación infantil puede que nos traigan dos conclusiones esperanzadoras:
- El posible empleo de probióticos que incrementen el contenido de género Bifidobacterium para mejorar la eficacia de las vacunas a estas edades.
- Nuevos métodos diagnósticos de alta resolución, mediante la caracterización del ADN de la microbiota fecal, que sean predictores de la eficacia vacunal.
Bibliografía
- Huda MN, Lewis Z, Kalanetra KM, Rashid M, Ahmad SM, Raqib R et al. Stool Microbiota and Vaccine Responses of Infants. Pediatrics; originally published online July 7, 2014; DOI: 10.1542/peds.2013-3937
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- Kamada N, Seo SU, Chen GY, Núñez G. Role of the gut microbiota in immunity and inflammatory disease. Nat Rev Immunol. 2013; 13(5): 321–35.
- de Vrese M, Rautenberg P, Laue C, Koopmans M, Herremans T, Schrezenmeir J. Probiotic bacteria stimulate virus-specific neutralizing antibodies following a booster polio vaccination. Eur J Nutr. 2005; 44(7): 406–13.