Se sabe que una flora vaginal sana es importante para la prevención de distintas patologías urogenitales.
Los mecanismos en virtud de los cuales tiene lugar esta protección se relacionan con el ambiente ácido generado por la abundancia de bacterias productoras de ácido láctico, que impide la proliferación de especies menos dominantes, o la producción de sustancias con capacidad antibacteriana, las bacteriocinas, por parte de algunas especies de Lactobacillus, y que sirven de reguladores del crecimiento de gérmenes anaerobios y hongos.
El desplazamiento de las especies saprofitas mayoritarias, con aumento de la predominancia de las especies minoritarias, o bien a causa de especies patógenas, se considera una disbiosis vaginal y da lugar a distintas enfermedades, entre las que encontramos: la vaginosis bacteriana, cuyo agente etiológico más habitual es la Gardnerella vaginalis; la candidiasis y las infecciones del tractourinario inferior, causadas sobre todo por enterobacteriasde origen intestinal. La disbiosis vaginal no es considerada una enfermedad de transmisión sexual, aunque se asocia y favorece algunas de ellas. Aquí radica la importancia de un adecuado equilibrio de la composición bacteriana a nivel vaginal. Existen una serie de factores predisponentes, entre los que cabe destacar el uso de dispositivos intrauterinos, los espermicidas, el uso de antibióticos o los antineoplásicos.
La composición de la flora vaginal ha sido objeto de estudio mediante técnicas de secuenciación de alto rendimiento, describiéndose los estándares de lo que podría considerarse una flora vaginal “normal”.
La flora vaginal saprofita está compuesta mayoritariamente por cocos Gram positivos pertenecientes al género Lactobacillus, existiendo también anaerobios estrictos,aunque su abundancia es mucho menor. En un trabajo reciente1 se reclutaron cerca de 400 mujeres sanas en edad fértil, de Carolina del Norte (EE.UU.), pertenecientes a cuatro etnias diferentes. En este estudio, con secuenciación del gen 16S, se describieron 5 clusters de asociación, en 4 de los cuales predominaban los Lactobacillus. En el quinto, la dominancia corría a cargo de anaerobios estrictos (Prevotella, Dialister, Atopobium, Gardnerella, Megasphaera, Peptoniphilus, Sneathia, Eggerthella, Aerococcus, Finegoldia, y Mobiluncus). Por tanto, la no existencia de Lactobacillus no se asocia necesariamente a patología, siendo considerado un espectro menos frecuente de flora vaginal normal. Algunas de estas especies son productoras de ácido láctico, como Megasphaera, Streptococcus y Atopobium.
Con respecto al abordaje terapéutico de las vaginosis bacterianas, se recurre generalmente al tratamiento antibiótico aunque, si bien resulta de demostrada eficacia, asocia una alta tasa de recidiva. Este dato, junto con el hecho de que la flora vaginal presenta menos diversidad que la gastrointestinal, con una clara predominancia del género Lactobacillus, sugiere que las opciones encaminadas a la reparación del equilibrio ecológico perdido mediante el uso de probióticos podrían ser la alternativa más razonable.
Un reciente metaanálisis2 valora la eficacia de los probióticos como cotratamiento de la vaginosis bacteriana en mujeres adultas.
Se incluyó un total de 12 ensayos clínicos, que aglutinaban 1.304 mujeres. En 8 de ellos se asociaban antibióticos y probióticos, y en el resto únicamente probióticos. El periodo de seguimiento oscilaba entra 4 semanas y 6 meses. Se usaban probióticos orales o tópicos, y los resultados eran favorables (RR para cura de VB: 1,53; IC95%: 1,19–1,97). Analizando por subgrupos se mantenía el beneficio, tanto con el cotratamiento con antibióticos como con el uso de probióticos de forma aislada, ya fuera en tratamientos orales o tópicos. Se perdía la eficacia descrita cuando se estratificaba por tiempo de seguimiento superior a 1 mes. Entre las cepas usadas distinguimos L. acidophilus, L. rhamnosus GR-1y L. reuteri RC-14, L. rhamnosus (N40000 CFU), L. casei rhamnosus (Lcr35),L. gasseri, L. casei rhamnosus, L. fermentum, L. brevis CD2, L. salivarius FV2,y L. plantarum.
En conclusión: la vaginosis bacteriana está asociada a diversa patología infecciosa urogenital. El principal tratamiento es antibiótico, aunque se asocia a una alta tasa de recidiva. Por tanto, los probióticos se perfilan cómo útiles en el cotratamiento y la prevención de las disbiosis vaginales, aunque quedan por perfilar protocolos de tratamiento que permitan una adecuada valoración de la eficacia.
Bibiografía
- Ravel J, Gajer P et al. Vaginal microbiome of reproductive-age women. Proc Natl Acad Sci USA. 2011; 108 Suppl 1: 4680-7.
- Huang H, Song L et al. Effects of probiotics for the treatment of bacterial vaginosis in adult women: a meta-analysis of randomized clinical trials. Arch Gynecol Obstet. 2013 Dec 8. [Epub ahead of print]
Hola, soy farmacéutica y estoy interesada en saber si podrían recomendarse los probióticos para problemas vaginales, mastitis….etc… porque he visto varios artículos científicos que avalan sus beneficios pero no hay ninguna guía oficial que demuestre es adecuada su recomendación desde la farmacia ( teniendo en cuenta que el paciente es sano y no esta imnodeprimido)
A mí también me interesa, yo también soy farmacéutica y no siempre estoy segura de qué probiótico recomendar como el más adecuado para problemas vaginales. El caso es que no consigo ver las respuestas que te dieron
Desafortunadamente, desde El Probiótico no podemos hacer recomendaciones de prescripción o tratamiento para casos concretos.